Louis Pasteur nació en Dôle, Francia el 27 de diciembre de 1822 y como sabemos, fue un químico cuyos descubrimientos tuvieron enorme importancia en diversos campos de las ciencias naturales, sobre todo en la química y microbiología. Han pasado ya 200 años de su natalicio
De joven Pasteur no fue un estudiante prometedor en ciencias naturales y de hecho, si demostraba alguna actitud especial, era en el área artística de la pintura. En 1842, tras ser maestro en la Escuela Real de Besanzón, obtuvo su título de bachillerato con calificación «mediocre» en química. Su padre lo mandó a la Escuela Normal Superior de París. Tras pasar por la École Normale Supérieure, se convirtió en profesor de Física en el Liceo de Dijon, aunque su verdadero interés era la química.
Entre los años 1847 y 1853 fue profesor de química en Dijon y luego en Estrasburgo, donde conoció a Marie Laurent, la hija del rector de la Universidad, con quien contrajo matrimonio en 1849.
En 1848 Pasteur resolvió el misterio del ácido tartárico al examinar al microscopio cristales diminutos de sales formadas a partir de ácido tartárico sintetizado en el laboratorio: había cristales de 2 tipos distintos, casi iguales pero con simetría especular como nuestras manos. La composición era la misma, pero la forma en la que los átomos se asociaban podía tomar dos formas diferentes, mientras una forma polarizaba la luz a la derecha, la otra la polarizaba a la izquierda.
Más curioso aún fue que cuando examinó cristales formados a partir de ácido tartárico natural sólo eran de uno de los dos tipos — los seres vivos producían el ácido de una manera en la que sólo se creaba uno de ellos, aquel que polarizaba la luz a la derecha. Este hallazgo le valió al joven químico la concesión de la Legión de Honor con sólo 26 años de edad.
Algunos de sus contemporáneos, incluido el químico alemán Justus von Liebig, insistían en que la fermentación era un proceso químico y no requería la intervención de ningún organismo. Con la ayuda de un microscopio, Pasteur descubrió que intervenían 2 variedades de levaduras que eran la clave del proceso. Una producía alcohol y la otra ácido láctico, que agriaba el vino.
Utilizó un nuevo método para eliminar los microorganismos que pueden degradar al vino, la cerveza o la leche, después de encerrar el líquido en cubas selladas y elevando su temperatura a 44 grados centígrados durante un tiempo corto. A pesar del rechazo inicial de la industria ante la idea de calentar vino, un experimento controlado con lotes de vino calentado y sin calentar demostró la efectividad del procedimiento. Había nacido así la pasteurización, el proceso que garantiza la seguridad de numerosos productos alimenticios del mundo.
En 1880, Pasteur realizaba experimentos con pollos para determinar los mecanismos de transmisión de la bacteria responsable del cólera aviar que acababa con muchos de ellos. Junto con su ayudante, Charles Chamberland, inoculaban la bacteria (Pasteurella multocida) a pollos y evaluaban el proceso de la enfermedad.
La historia cuenta que Pasteur iba a tomarse unas vacaciones, y encargó a Chamberland que inoculase a un grupo de pollos con un cultivo de la bacteria, antes de irse el propio ayudante de vacaciones. Pero Chamberland olvidó hacerlo, y se fue. Cuando ambos volvieron al cabo de un mes, los pollos estaban sin infectar y el cultivo de bacterias continuaba donde lo dejaron, pero muy debilitado.
Chamberland inoculó a los pollos y los animales no murieron. Desarrollaron algunos síntomas, y una versión leve de la enfermedad, pero sobrevivieron. El ayudante iba a matar a los animales y empezar de nuevo cuando Pasteur lo detuvo: la idea de la vacunación era conocida desde 1796 y Pasteur estaba al tanto.
Expuso a los pollos una vez más al cólera y sobrevivieron pues habían desarrollado respuesta inmune. Pasteur no desarrolló la primera vacuna, pero sí la primera vacuna de bacterias artificialmente debilitadas. A partir de ahí no hacía falta encontrar bacterias adecuadas para las vacunas, las propias bacterias debilitadas de la enfermedad a derrotar servían.
Pasteur puso este descubrimiento en práctica en otras enfermedades causadas por agentes bacterianos. En sus estudios contra la rabia, usaba conejos infectados con la enfermedad, y cuando éstos morían secaba su tejido nervioso para debilitar el agente patógeno que la produce, que hoy sabemos que es un virus. En 1885 un niño fue mordido por un perro rabioso cuando la vacuna de Pasteur sólo se había probado con unos cuántos perros.
El niño iba a morir cuando desarrollase la enfermedad, pero Pasteur, tras consultar con sus colegas, decidió inocular la vacuna al muchacho. El tratamiento fue un éxito, el niño se recuperó las heridas y nunca desarrolló la rabia Pasteur, nuevamente fue alabado como héroe.
Luis Pasteur murió en Marnes-la-Coquette, Francia el 28 de septiembre de 1895 Un genio.
Comments