Nacido el 11 de junio de 1910 en Saint-André-de-Cubzac, cerca de Burdeos, suroeste de Francia, Jacques-Yves Costeau descubrió muy pronto los viajes gracias a su padre, un abogado de un millonario americano que lleva a la familia a pasar un año en Nueva York cuando tiene 10 años. Es nuestro personaje de hoy, a 113 años de su natalicio.
La pasión de Cousteau por el mar la descubrió cuando se mudó a Marsella a los 15 años de edad y luego en la Escuela Naval de Brest, en donde se formó como oficial de marina en el buque de la Marina Nacional, donde recorrió el mundo. Al estallar la Segunda Guerra Mundial, Cousteau estuvo en la guarnición de Toulon y pasó su tiempo libre rodando con su cámara metida en un frasco, restos de barco y los fondos marinos del Mediterráneo. En aquel entonces se buceaba con pesadas escafandras unidas por un tubo de aire a la superficie, demasiado complicado para Cousteau que soñaba con una escafandra autónoma, cosa que hizo realidad cuando elaboró en 1943 con el ingeniero Emile Gagnan, el equipo de respiración submarina basado en aire comprimido en una botella.
La patente del "Aqua-Lung" y los derechos de fabricación del aparato por la empresa Aqualung, que sigue siendo número uno del mercado de equipos de buceo, hicieron ricos a los 2.
A partir de entonces, Costeau bucearía con ayuda de su invento, filmando restos de la guerra para la Marina o restos arqueológicos por el placer del arqueólogo aficionado. En 1947 alcanzó la profundidad de 100 metros, se entusiasmó por la oceanografía, y la capacidad que tiene de financiar sus proyectos se devela cuando en 1950 lord Guinness, un mecenas inglés, compra para él un antiguo dragaminas británico que, transformado en navío oceanográfico Calypso se convertirá en protagonista de las aventuras de Costeau sobre y bajo los mares.
Con el fin de acercar el mundo submarino al espectador, Cousteau diseñó una cámara especial para las grabaciones submarinas, con la que empezó a trabajar en sus inmersiones oceánicas.
Inventor de numerosos ingenios de exploración submarina, Costeau llevó a los hogares los misterios y maravillas del mundo submarino, y fue pionero en la defensa de las causas ecologistas. Sus trabajos de exploración, divulgación y conservación del mundo acuático le valieron premio y reconocimiento internacional.
Costeau sentía la necesidad de dar a conocer el espectáculo que aparecía tras sus gafas de bucear, y construyó un aparato en donde puso una cámara de 35 milímetros con metros de película para filmar tras unir cientos de carretes de corta longitud, rodando así su primera película “A 18 metros de profundidad”. La sofisticada tecnología de la segunda mitad del siglo XX permitió una mejor calidad de los films para apreciar el espectáculo que vió Costeau en viajes donde sorteó peligrosos mares, animales salvajes o territorios hostiles.
Director del Museo Oceanográfico de Mónaco entre 1957 y 1988, Costeau persuadió a jefes de Estado del mundo para hacer del Antártico una reserva protegida contra todo tipo de explotación. En 1988 forma parte de la Academia Francesa y en la Cumbre de la Tierra de Río de 1992 aboga "por los derechos de las generaciones futuras" reuniendo 5 millones de firmas. Asimismo, acoge en el Calypso a científicos de diversas areas y explora el mundo submarino de donde nacen libros, enciclopedias, películas y documentales. Lo que el público conoce de la vida de los océanos se debe a Jacques-Yves Costeau.
El primer viaje del Calypso fue en 1951 y sus expediciones quedaron registradas en 150 documentales y 60 publicaciones. Ganó 2 premios Oscar en 1960 y 1965, la Palma de Oro en Cannes 1956, y su fama se agigantó con la serie "El Mundo Submarino de Jacques-Yves Cousteau.
El Calypso zozobró en Singapur en enero de 1996,y Costeau lanzó una suscripción para construir el Calypso II, que debía salir al mar a fines de 1998, pero no pudo presenciar su lanzamiento, ya que murió el 25 de junio de 1997 a la edad de 87 años.
Una leyenda.
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