La crisis derivada de las protestas de parte del gremio camionero canadiense ha obligado al primer ministro Justin Trudeau, a invocar por primera vez en la historia de Canadá la Ley de Emergencia, que da poder adicional al Gobierno para enfrentar contra las restricciones anticovid.
El primer indicó que "no podemos y no vamos a permitir que continúen las actividades ilegales y peligrosas", afirmó Trudeau, y señaló que la movilización de los transportistas "no es una protesta pacífica".
Trudeau lamentó que las protestas "interrumpen las vidas de demasiados canadienses", y advirtió que "se trata de mantener a salvo a los canadienses, de proteger los empleos de la gente y de restablecer la confianza en nuestras instituciones".
La Ley de Emergencia, que sustituyó en 1988 al Acta de Medidas de Guerra, apunta que la emergencia nacional se define como "situación urgente y crítica" que "pone en serio peligro las vidas, la salud o la seguridad de los canadienses", siendo "de proporciones o de tal naturaleza que superen la capacidad o la autoridad de una provincia para hacer frente a ella".
La Ley dará al Gobierno "herramientas adicionales no sujetas a las leyes federales, provinciales o territoriales", y para Trudeau, no suspenden "derechos fundamentales ni anulando la Carta de Derechos y Libertades. No estamos limitando el derecho a la libertad de expresión de la gente, no estamos limitando el derecho a la reunión pacífica".
Añadió que se adoptarán medidas de apoyo a empresas locales en Ottawa, obligadas a cerrar en medio de las protestas.
Los transportistas llegaron el 29 de enero a la capital del país en su llamado 'convoy de la libertad' para protestar contra el primer ministro Justin Trudeau y las autoridades canadienses por obligar a los camioneros a vacunarse, que entró en vigor el 15 de enero.
Desde entonces, los camioneros y sus partidarios siguen manifestándose, mientras su movimiento se extiende por todo el país.
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