Esto no debemos olvidarlo nunca, y mucho menos ahora que la falta de verdaderos líderes mundiales y la llegada al poder de verdaderos incompetentes en varias naciones, tienen al mundo en constante peligro de extinción...
Fue el 6 de agosto de 1945 en la ciudad nipona de Hiroshima, donde Estados Unidos pasó a la historia negra de la humanidad lanzando el primer bombardeo atómico, convirtiéndose en el único país que ha utilizado el poder nuclear contra una población civil.
Los defensores de esto aseguran que la bomba atómica de Hiroshima precipitó el fin de la guerra. Lo cierto es que Japón ya estaba derrotado con la caída de la Alemania nazi, y que decenas de miles de inocentes perdieron la vida un día como hoy, pero de hace 78 años.
La Segunda Guerra Mundial enfrentó a Japón con Estados Unidos un año después de que los nipones firmaran un Pacto con Alemania e Italia, las «Potencias del Eje». En julio de 1941 Japón mandó tropas a Indochina, territorio controlado por Francia, por lo que Estados Unidos inició embargos comerciales y le redujo el suministro de petróleo en un 90%. Estas sanciones y las impuestas por británicos y neerlandeses, afectaron en 75% el comercio exterior de Japón y para noviembre el Emperador Hirohito y el gobierno japonés declararon la guerra a Estados Unidos si no se levantaba el embargo para finales de mes.
El 7 de diciembre la Primera flota japonesa atacó Pearl Harbor, y al día siguiente, Estados Unidos declaró la guerra a Japón
Washington, con la ayuda del Reino Unido y Canadá, diseñó y fabricó las primeras bombas atómicas bajo el «Proyecto Manhattan» del cual ya le platiqué en alguna ocasión y la bomba fue probada el 16 de julio de 1945 cerca de Alamogordo, Nuevo México, en lo que se conoció como «Prueba Trinity», trabajo encabezado por el científico Robert Oppenheimer.
“Manhattan” produjo 2 modelos de bombas atómicas y la lanzada sobre Hiroshima, llamada Little Boy, contenía uranio-235, más sencilla que la utilizada en Nagasaki
Los días 10 y 11 de mayo el Comité para la elección de objetivos en el Laboratorio Los Álamos recomendó Kioto, Hiroshima, Yokohama y Kokura como objetivos posibles, pues eran mayores de 3 millas de diámetro, con blancos importantes en áreas urbanas y la explosión causaría daño efectivo. Dichas ciudades se mantuvieron casi intactas en los bombardeos nocturnos de las Fuerzas Aéreas del Ejército de Estados Unidos. El objetivo de lanzar la bomba era obligar a Japón a rendirse incondicionalmente e Hiroshima era una ciudad de importancia industrial y militar, el centro de la ciudad tenía edificios de hormigón y las plantas industriales se ubicaban en las afueras de la ciudad.
Las casas eran de madera con pisos de teja y muchos edificios industriales tenían armazón de madera, por lo que la ciudad era altamente susceptible a daños por incendios.
En el momento del ataque su población era de unas 255 mil personas. La fecha del 6 de agosto se eligió porque antes, la ciudad estuvo cubierta por nubes. El B-29 Enola Gay del Escuadrón de Bombardeo 393D, pilotado por el Coronel Paul Tibbets, despegó de la base de North Field en Tinian, y voló 6 horas a Japón junto a otros dos B-29, uno con instrumentos de medida, y otro para labores de fotografía, arribando al objetivo con una visibilidad de casi 10 mil metros. El Capitán William Parsons armó la bomba, desactivada para minimizar riesgos de explosión en el despegue y su asistente, el Subteniente Morris Jeppson, quitó los dispositivos de seguridad 30 minutos antes de llegar al objetivo.
Cerca de las 7 de la mañana los radares japoneses detectaron naves estadounidenses y se emitió una alerta a distintas ciudades incluida Hiroshima. Un avión climatológico sobrevoló la ciudad sin novedad alguna y los habitantes continuaron sus actividades. Cerca de las 8 el radar detectó nuevamente los B-29 y las estaciones de radio emitieron la advertencia, pero muchas personas la ignoraron. La bomba Little Boy fue arrojada a las 8:15 horas de Hiroshima y detonó a una altura de 600 metros sobre la ciudad, creando una explosión equivalente a 13 kilotones de TNT y elevando la temperatura a más de un millón de grados centígrados con una bola de fuego de 256 metros de diámetro.
La explosión rompió los vidrios de las ventanas de edificios a una distancia de 16 kilómetros y pudo sentirse hasta 59 kilómetros de distancia. Media hora después empezó a caer una lluvia negra al noroeste de la ciudad, llena de suciedad, polvo, hollín, y partículas radioactivas, lo que ocasionó contaminación aun en zonas remotas. El radio de destrucción fue de 1,6 kilómetros, y autoridades japonesas estimaron que 69% de los edificios de Hiroshima fueron destruidos y 7% resultó dañado. Entre 70 y 80 mil personas, cerca del 30% de la población de Hiroshima murieron en el acto mientras que 70 mil resultaron heridas. Casi todos los doctores y enfermeras de Hiroshima murieron o resultaron heridos pues la mayoría estaba en el centro de la ciudad, el área más dañada.
La estimación de muertes a fines de 1945 varía entre 90 y 140 mil. Se ignoraban los efectos que la radiación podía producir porque eran las primeras bombas de este modelo que se utilizaban. Otras fuentes aseguran que más de 200 mil personas fallecieron para 1950 por cáncer y padecimientos a largo plazo. Entre 1950 y 1990, 9% de las muertes ocasionadas por cáncer y leucemia entre supervivientes al bombardeo se debió a la radiación de las bombas.
El presidente estadounidense Harry Truman se mostró orgulloso de este asesinato masivo. Pasó a la historia como el presidente que ordenó el primer lanzamiento de una bomba atómica contra civiles.
El 12 de agosto el Emperador informó a la familia imperial su decisión de rendirse. Debido a que los términos de los aliados dejaban intacto la preservación del Trono, Hirohito grabó el 14 de agosto su anuncio de capitulación, que fue retransmitido a toda la nación el día siguiente, no sin despertar una breve rebelión de militares opuestos a dicha decisión.
Otra bomba había sido lanzada antes de la capitulación sobre la ciudad japonesa de Nagasaki.
Hoy, en la situación que está el mundo, ya no habrá mañana para nadie si estalla una guerra nuclear.
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