El Nuevo Testamento habla de cómo las mujeres atendían al ministerio de Jesús, así como de las funciones que tenían algunas mujeres en las Iglesias a las que Pablo dirigía sus cartas. El sínodo general de la Iglesia anglicana, tomó una histórica decisión en York, norte de Inglaterra.
La ordenación sacerdotal de mujeres es un hecho reciente en la vida de las iglesias cristianas en Occidente y pese a que existen antecedentes, data de los años cincuenta del siglo 20. Un censo del Consejo Ecuménico de las iglesias señalaba que, en 1970, entre las 239 iglesias miembros, había 68 en las que se ordenaban mujeres.
La Iglesia anglicana tiene la mayor denominación cristiana en Gran Bretaña con presencia en más de 160 países, y esta decisión impactó la actitud de la Iglesia católica sobre el papel de la mujer en la institución pues, mientras la Iglesia anglicana desde hace más de 20 años las ordena sacerdotisas y ahora obispas, la Iglesia católica y la jerarquía que incluye al Papa, son contrarias a la ordenación de mujeres, así como de responsabilidades estratégicas en posiciones claves dentro de la institución.
Después de más de 20 años de sacerdocio femenino, la Iglesia Anglicana sigue enfrentando la resistencia de sectores conservadores a quienes sus contrarios señalan que un tercio del clero es femenino y que la máxima autoridad de la Iglesia anglicana sea una mujer, la reina Isabel II. Dos grandes rasgos guardan la feminización de la Iglesia anglicana. Uno, que muchas sacerdotisas no tienen salario y dedican aparte de su tiempo al ministerio sacerdotal; y otro, que el clero femenino es más progresista con los dilemas de la sociedad contemporánea.
Diversos estudios han mostrado que las primeras representaciones de Dios en las sociedades arcaicas fueron imágenes femeninas y que en los orígenes de la humanidad la representación de Dios era femenina. La mujer se representaba como la tierra: la fertilidad y la fecundidad, indispensables para la supervivencia de las comunidades, pero con la llegada de las sociedades patriarcales, esto fue cambiando en la medida que las sociedades fueron dominadas por hombres.
En la actualidad, en las instituciones religiosas, muchas mujeres se sienten discriminadas, Dicho de otra manera, si bien muchas iglesias se han flexibilizado, la mayoría mantiene la primacía patriarcal.
Paradójicamente, las mujeres son la mayoría de los creyentes y las más fieles seguidoras de los preceptos religiosos, tienen la tarea de educador a los hijos en las diferentes creencias y tradiciones y aunque han ganado espacios en la vida moderna, en las instancias religiosas aún guardan un papel de subordinación.
El papa Juan 23 indicó en su encíclica de 1963, que el ascenso de las mujeres en la vida pública es uno de los signos más importantes de los tiempos. Sin embargo, pese al reconocimiento, la Iglesia católica no se ha atrevido a reconocer el nuevo rol de las mujeres tanto en la sociedad como en la Iglesia. La Iglesia católica romana y las Iglesias ortodoxas siguen manteniendo el uso antiguo de ordenar solo a varones para el sacerdocio.
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