Vaya decepción la que causó en la Universidad estadounidense de Michigan lo ocurrido en su Biblioteca, en donde un manuscrito Galileo que resguardaba como un tesoro desde hace casi un siglo, les ocasionara esta semana un desencanto.
Y es que resulta que una investigación interna que se dio a conocer el pasado miércoles ha demostrado que es falso.
De acuerdo con el análisis, el texto documento que tiene la Universidad no es del afamado astrónomo, ingeniero, matemático y físico italiano en 1609 o 1610, sino una falsificación hecha en el siglo XX.
En la parte superior de la hoja había el borrador de una carta sobre la presentación oficial de Galileo del telescopio construido para el Dogo de Venecia en 1609 y la inferior hay anotaciones sobre sus observaciones a las lunas de Júpiter entre el 7 y el 15 de enero de 1610.
La institución universitaria de Michigan dijo en su comunicado que encontró por primera vez el manuscrito en una subasta de mayo de 1934, donde la firma American Art Anderson Galleries puso a la venta la biblioteca del coleccionista Roderick Terry.
De acuerdo con el catálogo, esa hoja había sido verificada por el cardenal Pietro Maffi (1858-1931), arzobispo de Pisa, tras compararla con una carta de Galileo que ya tenía en su colección.
Fue adquirida en la subasta por Tracy McGregor, empresario de Detroit amante de los libros y los manuscritos, y sus herederos la donaron a la Universidad en 1938. La versión final de la misiva que el supuesto Galileo preparaba en la hoja conservada está en manos del Archivo Estatal de Venecia, mientras que sus notas sobre las lunas forman parte de la Biblioteca Nacional Central de Florencia.
Sin embargo, en mayo de 2020 aparecieron las alarmas sobre ese tesoro, cuando el historiador Nick Wilding, de la Universidad de Georgia, preparaba una biografía sobre Galileo (1564-1642).
Los monogramas en la marca de agua del papel eran posteriores al siglo XVIII y había detectado además una falsificación similar de Tobia Nicotra , un conocido falsificador, en manos de la Biblioteca Morgan de Nueva York, en concreto una carta "a una persona anónima de alto rango".
El historiador transmitió sus dudas a la universidad y los expertos de ese centro educativo examinaron sus conclusiones y determinaron que, efectivamente, era falso, probablemente obra de Nicotra.
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