El gobierno del primer ministro Benjamin Netanyahu sigue haciéndose de oídos sordos, pese a que de nueva cuenta salieron a las calles de Tel Aviv y Jerusalén miles de israelíes para exigir la liberación de los rehenes csitovos en la Franja de Gaza.
Los organizadores aseguran que el número de manifestantes se incrementó desde que el ejército judío recuperó los cadáveres de 6 rehenes abatidos por Hamás en el enclave palestino.
Al día de hoy, de los 251 rehenes que tomó Hamás en su sorpresivo ataque del 7 de octubre en el sur de Israel, que derivó en la brutal ofensiva militar hebrea en Gaza, 97 siguen retenidos, incluidos 33 que según el ejército israelí están muertos.
El gobierno del derechista Netanyahu enfrenta una creciente furia de quienes lo acusan de no hacer lo suficiente para llegas un acuerdo de tregua con Hamás que incluya intercambio de rehenes por presos palestinos. La mayoría de los rehenes liberados lo fueron gracias a una tregua alcanzada en noviembre, que duró una semana.
Las fuerzas israelíes han rescatado con vida sólo a 8 de los cautivos, y desde entonces, la conversaciones mediadas por Estados Unidos, Egipto y Qatar para un acuerdo de cese al fuego entre Israel y Hamás se han estancado.
Por otro lado, y aplicando el ya viejo recurso de calificar de anti judío a cualquier persona que se atreva a condenar el genocidio israelí en Gaza, el canciller hebreo Israel Katz calificó de "antisemita" al responsable de la diplomacia europea Josep Borrell, quien se dijo estar "escandalizado" por la muerte de empleados de la ONU en un bombardeo israelí en Gaza.
En una afirmación que justifica de alguna manera el asesinato de los trabajadores de Naciones Unidas a manos del ejército judío, Katz dijo que "Josep Borrell es un antisemita y un crítico de Israel que constantemente trata de aprobar resoluciones y sanciones de la Uniin Europea contra Israel, sólo para ser bloqueado por la mayoría de los Estados miembro" del bloque.
Borrell criticó "el desprecio de los principios fundamentales del derecho internacional humanitario", luego del enésimo bombardeo israelí, que mató está vez a 18 personas en una escuela que acogía a refugiados de guerra en el centro de la Franja de Gaza, según datos de la Defensa Civil del territorio palestino.
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