Hoy es 28 de julio…México está en zona sísmica, y varios movimientos telúricos de gran intensidad se han dejado sentir en la Ciudad de México, como por ejemplo el que se produjo un día como hoy pero de 1957, que ocurrió hace 66 años a las 2:44 de la mañana, con epicentro cerca del Acapulco y una magnitud de 7.7 en la escala Richter.
Ese movimiento telúrico de 90 segundos de duración, fue llamado después “El Temblor del Ángel”, porque la emblemática figura de la Victoria Alada de 7 toneladas de peso y recubierta en oro de 18 quilates que corona la Columna de la Independencia, se vino abajo debido a lo intenso del movimiento.
La estructura tuvo que ser reconstruida por un grupo de técnicos bajo la dirección del escultor José María Fernández Urbina en un taller de la Colonia Doctores, y la columna permaneció sin su complemento hasta el 16 de septiembre de 1958, cuando fue reinaugurada por el presidente Adolfo Ruiz Cortines.
El sismo del 57 se originó en Acapulco con una magnitud estimada en 10 puntos escala de Mercalli, y sus ondas se expandieron rápidamente. El primer saldo la mañana de ese día era de 4 muertos, pero se advertía que los 25 derrumbes contabilizados hasta ese momento arrojarían más víctimas. Edificaciones, principalmente unidades habitacionales, se perderían por completo o tenían cuarteaduras de importancia; un edificio en la esquina de Frontera y Álvaro Obregón en la Colonia Roma, se derrumbó por completo y sepultó a 12 familias, convirtiéndose en el punto más letal del sismo, al tiempo que 5 mil personas presenciaron los rescates tras las vallas policiacas; ell techo de la entonces en construcción Nave Central de La Merced se vino abajo.
El saldo final fue de 59 muertos y aceleró el cierre de media docena de cines de la Ciudad de México, mientras que en Chilpancingo se derrumbaron un tercio de las casas. El valor de los daños en propiedades particulares y gubernamentales se calculó en 2 mil millones de pesos de esa época, y las poblaciones más afectadas además de la Ciudad de México fueron San Marcos, Chilpancingo, Chilapa, Huamuxtitlán, Ayutla y Tuxtla, todas en Guerrero.
Curiosamente un año antes se había levantado el primer rascacielos del país: la Torre Latinoamericana, diseñada por el arquitecto Augusto H. Álvarez, con 44 pisos y 188 metros de altura, que ganó prestigio a nivel mundial cuando resistió este fuerte terremoto gracias a su construcción con estructura de acero y gatos hidráulicos, necesarios dada la frecuencia de sismos en la Ciudad de México, y la composición lodosa del suelo que hace complicada la construcción sobre ese terreno.
Esto le mereció a los diseñadores un reconocimiento con el premio del Instituto Estadounidense de la Construcción en Acero por ser el edificio más alto jamás expuesto a una fuerza sísmica tan enorme; tanto después de este movimiento como del de 1985, la Torre fue considerada como uno de los rascacielos más seguros del mundo.
Estructuras muy antiguas y adecuadas al tipo del terreno arcilloso, como la Catedral Metropolitana, el Palacio Nacional y el edificio de Monte de Piedad que datan de la época colonial, soportaron el sismo por tener gruesas paredes de piedra y ladrillo.
Estas edificaciones también superaron los terremotos ocurridos en 1985 y 2017.
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