Considerado por muchos como el más grande cómico del teatro de carpa en el México de la primera mitad del siglo XX, Jesús Martínez Rentería, conocido con el mote de “palillo”, murió un día como el de hoy, 11 de noviembre, pero de 1994, y vale la pena recordar hoy a este personaje, uno de los grandes que ha dado la actuación en nuestro país, lo mismo por su talento que por su conciencia social
Jesús nació en Guadalajara el 13 de abril de 1913 en tiempos en los que la Revolución había prendido en todo el país. Fue acólito en su niñez, y llegó a la adolescencia trabajando como fotógrafo, agente de tránsito y primer soprano del coro de la catedral tapatía.
Inquieto, tuco su primer contacto con el teatro a los 19 años de edad participando como corista en el teatro Principal al tiempo que trabaja en una tienda de vinos. Sin embargo, encontró que al iniciarse en el ambiente de la comicidad, su delgada figura era motivo de risas entre quienes acudían al teatro, por lo que decidió dedicarse a la carrera de actor cómico, en donde desarrollaría una enorme carrera.
Trabajando en las carpas tapatías, hizo que algunos empresarios de la ciudad de México se interesaran en contratarlo hasta que debutó en el teatro colonial en 1937 con tal éxito que la temporada se extendió hasta 7 años, para luego irse al legendario Follies Bergere, donde trabajó sus rutinas por espacio de 11 años consecutivos. Fue en ese recinto donde “palillo” tuvo sus días de mayor éxito, derivando en no pocas situaciones de acoso, pues aunque siempre traía un amparo en su bolsa, fue encarcelado varias veces, sus presentaciones fueron suspendidas, clausuraron teatros donde se presentaba y fue incluso golpeado.
Todo esto fue resultado de su tendencia a hacer crítica social y cuestionar a los gobernantes de aquél entonces utilizando para ello un humor lleno de sátira y crítica, siendo su mayor perseguidor el regente capitalino Ernesto P. Uruchurtu, conocido por su dureza como “el regente de hierro”, quien lo envió a la cárcel 6 veces y le cerró el teatro al menos en 10 ocasiones.
Destacaron por su humor político las obras Adiós guayabera mía, Agarren a López por pillo, Bazar internacional, La marcha del tiempo, El informe de Palillo, El retrato de Dorian Buey, La Corrupción S.A, El Maleficio es el PRI y Cuna de robos.
“Palillo” fue por momentos algo así como un vocero popular a través del cual el populacho expresaba su malestar contra las autoridades, usando un lenguaje humorístico. El dinero que «Palillo» obtenía como resultado de su trabajo en el Follies fue empleado en el proyecto de la Ciudad Deportiva, Magdalena Mixhuca, en donde se le da su nombre a manera de reconocimiento a un estadio.
Jesús Martínez solo participó en las películas Lo que el viento trajo en 1941, Palillo Vargas Heredia en 1945 y ¡Ay, palillo no te rajes! En 1948, pero en realidad no le hizo falta la pantalla grande para ser el cómico más popular de México durante muchos años.
Fuente de inspiración y escuela dentro del teatro de carpa para una generación de cómicos mexicanos como lo fueron Mario Moreno «Cantinflas», Delia Magaña, Manuel Medel, Germán Valdés «Tin Tan», Antonio Espino «Clavillazo» y Amelia Wilhelmy, entre otros, “palillo” recibió en 1986 la medalla Eduardo Arozamena por 50 años de trayectoria y en 1993 fue objeto de un homenaje de los cómicos mexicanos en el teatro Blanquita.
Padre de la actriz Ana Martín, tuvo 5 hijos más, se casó en 3 ocasiones, y murió de un coma hepático el 11 de noviembre de 1994 en Ciudad de México.
Quizás el cómico más grande que ha tenido México...y ya es un decir.
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