Greenpeace y representantes de distintos colectivos y organizaciones se dieron cita la mañana de este lunes, para detener simbólicamente las obras que se están llevando a cabo en el tramo 5 del Tren Maya que va de Cancún a Tulum. La organización desplegó una manta con el mensaje “Protejamos la selva maya”, mientras 8 activistas inmovilizaron con el cuerpo la maquinaria, denunciando lo que a su juicio es una profunda devastación en la zona, que se extiende en por lo menos 30 kilómetros de selva con 60 metros de ancho.
Aleira Lara, Directora de Campañas de Greenpeace México, llamó al presidente Andrés Manuel López Obrador a suspender inmediatamente las operaciones en el tramo 5 que pretende abarcar 121 kilómetros de doble vía, con 5 estaciones y 3 paraderos, y que irá del aeropuerto de Cancún hasta el libramiento a Tulum; así como a fortalecer el marco jurídico en lugar de debilitarlo aún más:
Señaló que "nos preocupa que no exista una Manifestación de Impacto Ambiental lo cual, además de incurrir en un acto ilegal, está dando paso a daños irreversibles en el ecosistema. Esta ruta, tal como está planteada, fragmentará, deforestará, defaunará, contaminará y pondrá en riesgo aún más a la selva, a los ríos y a las comunidades”
Dijo además que “los proyectos de infraestructura, desarrollo económico y turísticos no deben derivar de la destrucción de la naturaleza ni de la violación a los derechos humanos”.
Dentro de las alertas de Greenpeace sobre potenciales afectaciones medioambientales y daños irreversibles por la construcción del tramo 5 destacan que la construcción de infraestructura ferroviaria encima de terreno kárstico, poroso y de poco espesor es riesgosa y puede derivar en colapsos, además de generar la contaminación de este acuífero debido a la perforación para instalar pilotes y otras estructuras.
Precisa la ONG que este tramo pasará sobre varios sistemas de cuevas y ríos subterráneos, entre los cuales se encuentra; el sistema Dos Ojos-Sac Actun un sistema complejo que pudiera llegar a tener hasta mil kms. y aloja restos humanos, faunísticos, y cerca de 200 sitios arqueológicos.
Esta intervención generará desequilibrio ecológico irreversible que pone en peligro a especies que en ellas habitan, destacando 2 especies de peces ciegos que se encuentran en peligro de extinción. Greenpeace explica que el mar Caribe comienza en las cuevas y en sus cuencas de captación. Todo lo que le suceda a los sistemas subterráneos de Quintana Roo, impactará directamente al mar Caribe.
También se señalan impactos negativos en la flora y fauna que habita la selva y que alberga a 114 especies de mamíferos terrestres, algunas con categoría de riesgo, entre ellas el jaguar, y que dependen directamente de las cuevas y cenotes para su refugio y abastecimiento, amén de la deforestación de decenas de kilómetros y cientos de miles de árboles dificultará la captación de agua hacia el manto freático.
Greenpeace añade que hay alternativas que pueden generar desarrollo sin destruir el hogar de miles de especies nativas: turismo responsable con el medio ambiente, alternativas de movilidad como un tren ligero en vías existentes y estudios de manifestación de impacto ambiental son necesarios para fortalecer a la región y cuidar la biodiversidad mexicana, añadiendo que esa biodiversidad y el agua, son los recursos más importantes con los que cuenta nuestro país, y por ello, espacios como la Península de Yucatán deben preservarse.
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