El nuevo ataque de Rusia contra la ciudad ucraniana de Odesa dejó un saldo provisional de 2 muertos, más de una veintena de heridos, y el presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, prometió represalias contra los rusos por el cuarto ataque consecutivo contra la ciudad portuaria.
Fueron 19 los misiles contra la región del sur de Ucrania, y el mandatario señalo en su cuenta de Telegram que "misiles contra ciudades pacíficas, contra edificios residenciales, una catedral... No puede haber excusa para la maldad rusa. Como siempre, este mal perderá. Y definitivamente habrá represalias para los terroristas rusos por Odesa".
Zelemski añadió que "se está brindando asistencia a todos los que sufrieron este último ataque terrorista".
A su vez, el canciller ucraniano, Dmitro Kuleba, llamó a la comunidad internacional a condenar los ataques en Odesa, asegurando en sus redes que "el mayor ataque perpetrado nunca antes contra un importante puerto vital para la seguridad alimentaria mundial es un ataque contra toda la comunidad internacional".
Agregó que "los bombardeos de misiles rusos matan personas y arruinan sitios icónicos en Odesa, protegida por la Unesco".
El Ministerio de Exteriores dijo que el bombardeo ruso destruyó una catedral ortodoxa. "La Catedral de la Transfiguración, en el centro histórico de Odesa, bajo protección de la Unesco, fue destruida. Un crimen de guerra que nunca será olvidado ni perdonado", dice el texto. Las autoridades ucranianas denunciaron que el ataque nocturno ruso contra Odesa, causó daños en 25 monumentos arquitectónicos del centro histórico de la ciudad, considerado patrimonio mundial de la UNESCO, entre ellos la Catedral de la Transfiguración, restaurada en 2007. El gobierno ruso informó a su vez que había alcanzado los objetivos marcados en Odesa, afirmando que los ataques tuvieron como objetivo "instalaciones donde se estaban preparando actos terroristas contra la Federación Rusa por medio de embarcaciones no tripuladas"
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