Irán lamentó que el mundo no haya sido capaz de detener el “genocidio” israelí, y ha advertido a la comunidad internacional que la expansión de la guerra en Oriente Medio tendría consecuencias de largo alcance.
El canciller iraní, Abás Araqchí, aseguró en un discurso durante un acto en honor del exlíder del grupo Hizbulá de Líbano Hasán Nasrala, asesinado en Beirut en septiembre pasado, que "el mundo debería saber que si la guerra se extiende, sus efectos nocivos no se limitarán solo a la región de Oriente Medio. La inseguridad y la inestabilidad pueden extenderse a otras zonas, incluso muy lejanas".
Autoridades iraníes han denunciado varias veces que Israel busca propagar la guerra con sus acciones especialmente contra Irán, aunque Araqchí no aludió ahora al último ataque israelí del 26 de octubre contra su país, ni a la posible respuesta que Teherán ha prometido.
Sin mencionar abiertamente la confrontación directa con Israel, el jefe de la diplomacia iraní criticó al Estado judío por haber rechazado las propuestas para establecer un alto el fuego en Gaza y Líbano, lamentando que la comunidad internacional no haya podido detener lo que llamó “genocidio sionista”.
El ministro de Exteriores iraní sostuvo que
“lamentablemente, la comunidad internacional no ha sido capaz de detener el genocidio sionista o solo está observando el fuego propagado por los sionistas y sus esfuerzos por generar inseguridad en toda la región”.
Araqchí pidió al mundo a impulsar un alto el fuego “justo” y de ayudar a los heridos y desplazados del Líbano, al tiempo que ofreció que su país no escatimará esfuerzos en este sentido y seguirá apoyando “a las naciones oprimidas de la región”: llos palestinos de Gaza y Líbano.
Añadió que "nunca olvidaremos al Líbano y a Gaza, y siempre hemos apoyado a ellos y su derecho a resistencia legítima ante la ocupación y la agresión y lo seguiremos haciendo”, en alusión a los grupos de Hizbulá y Hamás, que conforman la alianza antiisraelí junto con los hutíes de Yemen y las iraquíes, liderados por Teherán
La última ofensiva de Israel fue una represalia a los 180 misiles que Irán lanzó contra su territorio el 1 de octubre en respuesta a los asesinatos de Nasrala y del líder del grupo palestino Hamás Ismail Haniye en Teherán en julio.
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