La poesía y el café son como siameses porque siempre se han unido cuando se trata de producir algo agradable. Aunque el vulgo visualiza a quien escribe poesía con una amargura distinta y más amarga que esa bebida.
Pocos artistas se resisten a inspirarse, al menos, por el aroma del café, a pesar de que no lo tomen. Aparte de escritores, cineastas, compositores, cantantes, pintores, coreógrafos, et al, le han dedicado algo de su obra al virtuoso grano.
En la actualidad, con la fiebre de las redes sociales, el café es fuente de memes y toda clase de ocurrencias y mensajes serios. Hay infinidad de grupos de “amantes” del café. Pululan poemas completos, versos, citas, frases… Para todos los gustos y tolerancias estilísticas o estéticas… Para eruditos y para analfabetas.
Alguna vez, dicen, el célebre Johan Sebastian Bach confesó en broma que sin su café por las mañanas era “sólo como una pieza dorada y seca de carnero”.
Por su parte, profundo, en su papel, el filósofo Emmanuel Kant pontificó: “La amistad es como el café: una vez frío, nunca vuelve a su sabor original, aun si es recalentado”.
Rubén Darío dictó su bohemia sentencia: “Una buena taza de su negro licor, bien preparado, contiene tantos problemas y tantos poemas como una botella de tinta”.
- S. Elliot fue más profundo: “Yo he medido mi vida en cucharitas de café”.
Y así, ricos, pobres, anónimos y famosos, de norte a sur y de este a oeste del mundo, todo mundo habla del café y casi todo mundo lo bebe.
Por eso y mucho más, para festejar los 200 títulos de su editorial Eterno Femenino Ediciones, la poeta mexicana Noemí Luna García tuvo a bien realizar la bonita “ocurrencia” de hacerlo con la publicación del aromático y robusto poemario Rapsodia al café: poemas de 28 autores, entre ellos quien esto escribe.
Hago mías sus palabras:
¿Cuántas tazas de café hemos degustado? ¿Cuántas cafeterías habremos visitado? ¿Cuántas cafebrerías hemos visto nacer? ¿Alguien toma café mientras lee aquí?
Sí o no, lo importante sería que todo mundo tuviera enfrente, en cualquier momento, una taza de café y en las manos esta Rapsodia…, cual violín en concierto.
Con ello no sólo se cumpliría un antojo personal, sino que se impulsaría a una editorial independiente cuya responsable da con este libro un energético aporte a la poesía mexicana.
Enseguida, algunos poemas de la Rapsodia.
MARÍA ELENA SOLÓRZANO CARBAJAL
RECUERDOS CON AROMA DE CAFÉ (Acróstico)
Recuerdo tu sonrisa después del beso.
Eramos tan felices, tantos sueños, tantos planes.
Cómo olvidar cuando llegaste con un ramo de rosas.
Unidas nuestras manos salíamos bajo la llovizna.
Entonces reíamos de todo, del tintineo de las gotas.
Rodaban nuestros sueños por el mojado pavimento.
Dábamos por hecho que jamás nos diríamos adiós.
Otros momentos dichosos frente a una taza de café.
Sólo la fatalidad terminaría con nuestro amor.
Confiados nos abrazábamos felices.
Ora en la playa mirando los bermellones del amanecer.
Nadie había entre nosotros capaz de romper el lazo.
Ahora estoy frente a una taza de café.
Ronroneando como una gata en la cocina.
Odiando el calor del sol, su luz impertinente.
Matando hormigas en el alféizar de la ventana.
Ahora lloro con el aroma del café que sube de mi taza.
Días de tristeza en el olvido de ti.
Entonces me servía otra taza de café.
Cada vez siento más lejano tu cariño.
Antes que nada gracias por los mágicos momentos.
Fuimos felices, pero nada es para siempre.
Envolvamos nuestros recuerdos en el aroma del café.
ASMARA PEREYRA
MAMAÍTA
Sangrarán, para vos, las guitarras y
los violines y las angustias del bandoneón.
Negra María, Homero Manzi.
a MJPR
No basta ser semilla cuando sobran los sentidos y
el recuerdo de ella transita en este aroma,
en el vínculo de un beso sobre un regazo ausente ahora.
Sin doctrina, sin ninguna reserva a la palabra.
Déjame empaparme de melancolía, entre el café de ayer,
el de hoy.
Dijiste que volverías y has cumplido tu promesa…
Cada sorbo me acerca a tu presencia, mamaíta,
este sabor me hace expulsar las lágrimas que no tiré sobre tu tumba,
ese día, en el que cerraste tus ojos en carnaval.
Déjame postergar el destino de la última gota en mis labios,
debo beberme
de nuevo
tu recuerdo.
MAR RUIZ
METAMORFOSIS DEL CAFÉ
De la neblina surgió el retoño del cafetal
su hojas primeras se alimentan
del vientre de la tierra
y tiñen la selva de verde oscuro.
En las madrugadas el canto del viento
ve crecer las ramas divergentes
que se esparcen a la distancia.
En la senda de los días
las blancas flores de tenue aroma
se filtran y maduran la cereza.
Fruta de origen mítico
contiene el relato cosmogónico
de los viajeros.
Cereza de café,
que en la metamorfosis de su néctar
elige su aroma y los tenues colores que la envuelven.
Verde: con él te mimetizas en la selva
y en el perfume de su origen
respiras para ser sabor de tierra.
Amarillo: con él inicias el camino a la sabiduría
en tu claridad germinas la esencia de tu aroma
y creas una oración en las alas de las mariposas.
Anaranjado: en él generas el sabor tenue del ocaso
que se trenza con los símbolos del otoño
y nutre de sabia a nuestras deidades.
Carmesí: en él los mantras de la antigüedad
desatan significados y tejen círculos
que permanecen en el paladar.
Rojo: de él proviene lo semiamargo
que fluye en el fuego de su humedad
y tiñe lento las historias de quien lo bebe.
El ritual de la transfiguración continúa,
dejas la piel y la pulpa,
tu verde corazón reconoce la luz
vuelves a la semilla.
Duermes con el sol
dejas tu humedad en al vaho de la tarde,
danzas en el amanecer
y exhalas tu olor en el pulso de las brasas.
Al ritmo de la piedra dejas de ser uno
eres el polvo de la tormenta
aromático
profundo.
El calor del agua te espera,
danzas en su profundidad
y lento te transformas
en el brebaje vital
de nuestros cuerpos.
SAÚL IBARGOYEN
BEBER 1
Debajo del café
la taza
y su aliento inmóvil.
Es como tu piel
alcanzada
por esta lengua triste.
ANGÉLICA SANTA OLAYA
DOMINGO Y EXPRESS
Dentro,
en la pantalla
un zapato empuja al viento
-pixetéticamente impalpable-
detrás de un brillante balón.
Afuera,
detrás del ruido
las voces tasajeadas
diluyen el retozar de la cuchara
en la taza del express.
Y allá,
en un rincón,
dos manos cansadas de servir platos
durante doce horas
frotan los sueños que se desparraman
como lentas gotas de agua
sobre el cristal de la mirada.
Es domingo,
unos miran el reloj
temiendo el fin de juego
y otros deseando
que termine la jornada,
mientras la tarde
-soleada-
humea
toda ella
candorosa
sobre una taza de café…
*De su libro “Leyenda”.
ROCÍO D´LEDEZMA
ETÍOPE RECUERDO
En el recuerdo quedó
aquel primer encuentro accidental,
¡yo niña, rosas mis labios,
dilatas mis pupilas y
un rayo de extraña felicidad me poseyó!
Hoy mujer, me provocas con tu aroma seductor,
percibo tu cuerpo en el aire por las mañanas,
las tardes y las noches.
Alteras mi ritmo cardíaco,
haces que tiemblen mis manos
cuando te siento cerca:
es que te convertiste
en compañero fiel
de nocturnal creatividad,
excelente consejero en noches insomnes.
¡Te deseo siempre a mi lado!
Eres robusto, sabroso, irresistible, adictivo,
moreno de mi sensibilidad, etíope.
*Nota: El mejor café del mundo, dicen los expertos, es el etíope.
EMMA VILLA ARANA
CAFETO
Desde tierras lejanas
has llegado para quedarte.
Un mar de jade
bañado en luciérnagas agita tus olas.
El olor rompe el aire
al pie de la cuchilla
Valle del Cauca, Colombia.
Trozos de nubes,
pequeño cafeto te adornan.
Racimos de esmeraldas
nacen entre tus hojas.
Pero el tiempo es el tiempo y
lo puede todo
hasta convertirlo en rocas.
Es la sangre de la madre tierra,
gotas de carmín
danzan en ese mar oscuro.
Listas para la molienda,
se desnudan de sus ropas.
Van con su aroma a tierra mojada,
a tierra dulce y amarga.
El café rosa mi boca,
enciende mis venas
el calor que provoca.
El aroma nace de mi piel,
se esparce y se evapora.
Yo soy café,
mi piel amarga y dulce,
mi corazón una roca.
SERGIO GARCÍA DÍAZ
UN CAFÉ POR LAS MAÑANAS
Un café por las mañanas
acompañado de una buena plática
se agradece
hay días
que ya bañado y vestido
los ojos siguen sin ver claro el mundo
un café negro
te hace abrir la vista
mirar más claro
sonreír
escuchar
el piar de los polluelos
en la copa de los árboles
Recuerdo a mi abuela Rosita
cómo nos daba café legal de olla
con una torta de frijoles chinos
era el paraíso
un manjar que explotaba en el paladar
las evocaciones requeridas
son fáciles
con una buena taza de café
contenido y conteniente boca y taza
lengua por donde se recibe
el aromático verde
rojo
tostado café negro
antes por entre nubes
hoy humeante pasado
por el olfato
el café orgánico
mexicano o colombiano
sobre todo
por las mañanas
pero de preferencia
a cualquier hora
con un beso
mejor y nada más.